martes, 27 de febrero de 2007

Shag. Ilustraciones "con estilo"

Josh Agle (probablemente más conocido como Shag, una contracción de las dos últimas letras de su nombre y las dos primeras de su apellido) es un pintor, ilustrador y diseñador que desarrolla su actividad en el sur de California. Sus originales ilustraciones comenzaron a captar la atención de galeristas y coleccionistas desde su primera exposición en solitario en 1997. Desde entonces, exitosas exposiciones se han sucedido a lo largo y ancho de los Estados Unidos, Europa, Japón y Australia.
Sus pinturas son una celebración del consumismo más elegante, plasmado en vívidos colores: los personajes beben, fuman y comen en estilosos y envolventes escenarios. "La mayoría de mis obras están encuadradas en medio de una historia o situación; los personajes interactúan y reaccionan entre sí o ante lo que está sucediendo a su alrededor". Agle no ofrece demasiadas pistas acerca de las historias que cuenta: prefiere que el espectador inserte su propia narrativa y adapte las situaciones a su gusto. Shag ha capturado la atención de una legión de devotos fans y coleccionistas que se deleitan con su trabajo. En el arte de Shag, la estética de los personajes y de su entorno nos sitúa inequívocamente en la cultura popular de mediados del siglo XX, mezclada con una buena dosis de ironía, humor y juego.
Actualmente Shag pinta en un gran estudio que comparte con su mujer y sus dos hijos, con vistas panorámicas de un boscoso valle en las colinas que se alzan sobre la ciudad de Los Ángeles y situado en un moderno edificio. Actualmente está inmerso en la preparación de varias exposiciones en Nueva York, Paris y Tokio. ¿Cuando veremos sus obras en Madrid?
Esta semana, Shag es nuestro link recomendado.

El sabor agridulce de Dreamgirls

PRIMITIVO FAJARDO
Debo decir que esperaba más de Dreamgirls, cuyo sabor me ha resultado tan agridulce como una sopa china. Es lo que tiene mezclar resueltos temas musicales, cantados por excelentes vocalistas –voces dignas de ser premiadas y encapsuladas para escucharlas de por vida– con una ambientación cutrelux y un guión absolutamente anodino, cargado de tópicos y a reventar de clichés, que ofrece al espectador un resultado bastante insulso. Es un petardo de guión con un argumento más simple que el de una película de Marisol y Joselito juntos, que no está a la altura de lo que se podía esperar y, aunque los números musicales rellenan todos los huecos, por su culpa lo que podría haber sido un gran musical se queda en el limbo, a medio camino entre una buena historia y la nada. Qué pena de 70 millones de dólares de presupuesto.

Buenos temas, nula historia
Desconcierto, hablando de musicales, es otra palabra que se le puede aplicar a Dreamgirls, y con ello no quiero decir que sea una película muy mala, pero desde luego tampoco es buena. Bill Condon acierta de lleno en la dirección, pero con su malogrado guión dota de un ritmo irregular a toda la película, lo cual la hace menos llevadera a lo largo de sus más de dos horas de duración. A una primera parte, la de los años 60, muy bien contada, llena de ingeniosas transiciones, le sigue una segunda, la de los años 70, que avanza de forma atropellada y con unas arritmias de dolencia cardíaca que a veces aburren, resultando todo predecible hasta que se va desinflando conforme avanza, llegando sin fuerzas a la insufrible media hora postrera, cuando termina con un forzado y empalagoso happy end. Cabe destacar del filme el documento histórico que supone retratar la época dorada de la música de la Tamla Motown, en la que empezaron a aparecer artistas afroamericanos del pop y el soul como el mismísimo James Brown y otros tantos. Insisto en que el buen nivel de las canciones es lo que sustenta la pobre arquitectura dramática del filme.
En definitiva, Dreamgirls es una película visible si te gusta la música negra, las divas de la canción, los musicales de Broodway y, sobre todo, Operación Triunfo. Después de verla dos veces, confirmo aquello que dijo Gill Grisson en uno de los primeros capítulos de CSI Las Vegas sobre que "no hay una segunda oportunidad para una primera impresión". Pero de igual forma pienso también que a lo mejor no hay que ser tan tikismiquis ni tan rígido y disfrutar de lo bueno que nos puede aportar la película: la música, obviando las críticas sobre sus carencias.

viernes, 23 de febrero de 2007

James Brown descansará pronto en paz

Dos meses después de la muerte del padrino del soul parece que los familiares llegan a un acuerdo para su entierro

Triste y conflictivo final está siendo el del gran James Brown, cuyo genio consagró al soul y llevó al funk a la palestra musical con un estilo de baile y espectáculo que influenció en generaciones enteras de cantantes posteriores.

Los problemas de herencia y los de paternidad han retrasado su entierro y su cuerpo lleva ya dos meses “caliente” esperando la decisión del lugar en que deberá ser enterrado. Pero parece que los hijos de Brown y su viuda al final han llegado a un acuerdo sobre el sitio en el que será enterrado el cantante de soul: un lugar decente pero que se mantendrá en secreto, según el abogado de la viuda. Cuando la Corte dé su consentimiento podrá ser enterrado en los próximos días.
El acuerdo es parte de una batalla legal sobre la fortuna de Brown, que murió el pasado día de Navidad. Su viuda, Tomi Rae Brown, estaba legalmente casada con él, es madre de uno de sus hijos y reclama su parte. Brown había indicado que quería ser enterrado en su finca de Beech Island, en Carolina del Sur, pero la propiedad del lugar no está clara. Tomi Rae no recibió nada cuando se dio a conocer el testamento de Brown en enero, pero presentará una demanda por el 50% de su patrimonio por el hijo que tuvieron juntos.
El juez del caso nombró a un administrador especial para supervisar la ejecución del testamento y es posible que permita un examen de ADN del cuerpo de Brown para resolver un litigio por paternidad.